Se trata de una ruta cómoda de caminar y casi totalmente llana. En su primera parte nos encontramos con una pradera salpicada de grandes fresnos adehesados. Al otro lado de la carretera predomina el roble mezclado con carrascos de encina y en el sotobosque brezos, torviscos y chaguazos; así como los arbustos (como el espino albar) en la orilla del arroyo de la Vega. Micológicamente podemos encontrar diversos pedos de lobo, boletos, Leucopaxillus candidus y otras setas de pradera.

Podemos recorrer en esta ruta una gran fresneda con árboles de porte notable y olivados en gran medida, lo que nos hará fácil el tránsito por debajo de sus ramas; favorecido asimismo por el intenso pastoreo de la zona. Se pueden observar varios nidos de cigüeña sobre los árboles y también podremos observar la estructura aluvial del valle en los taludes desmoronados del arroyo. En época lluviosa el arroyo posee una buenas pozas donde podremos buscar sardas e indicios de la presencia de fauna que se acerca para abrevar, y escuchar los cantos de las ranas verdes.